Por Alejandro Rossi Belgrano

Por Alejandro Rossi Belgrano

3 Juan Bautista Cúneo: el padrino


...aparte de la leyenda, ¿ha quedado algo de Garibaldi en el Uruguay? Esta pregunta suscita una salida tan inesperada como todo lo que viene de Luce Fabbri: "Sí, algo hay. Pero es una cosa sutil sobre la que no quisiera contestar ahora". ¿Se tratará de la tesis según la cual la influencia de los emigrados italianos (como ese ardiente conde Livio Zambeccari, tan admirado por Garibaldi, que combatió a Rosas y fue el ideólogo de la revolución de los farrapos contra Dom Pedro) democratizó la masonería sudamericana? Nueva sonrisa que Leonardo habría adorado: "Si le digo que es sutil, es que no puede hablarse".
          Reportaje de Alicia Dujovne Ortiz a Luce Fabbri el 10 de septiembre de 1998, fallecida en agosto del 2000.


Juan Bautista Cúneo es sin duda uno de los personajes centrales de este trabajo, de intensísima actividad a lo largo de toda su vida, marcó el tiempo de muchos acontecimientos históricos.
Nació en Oneglia en 1809, la misma ciudad en la que nacieron Carlos Belgrano y Magdalena Amoretti. Según algunos autores existe un parentesco político entre Cúneo y los Belgrano.
Giambattista Cúneo cuyo nombre de guerra fue Farinata degli  Uberti

Ed el mi disse: "Volgiti! Che fai?
Vedi là Farinata che s'è dritto:
da la cintola in sù tutto 'l vedrai"
.

                                        Divina Comedia, Dante Alighieri
Recientemente se escribió sobre él: " Fue muy valiente y fiel a sus ideas, dispuesto a enfrentar  a la policía y soportar el exilio sólo para difundir sus valores; esperamos que esta historia haga que la gente entienda lo importante que es creer en algo y llevarlo a cabo contra todas las adversidades que puedan encontrar en su camino. Finalmente, que se sientan importantes, no para la guerra, sino para valores como los que este hombre llevaba en su corazón y extendió por todo el mundo, desde Oneglia hasta la lejana Argentina!"


El 20 de marzo de 1860, oficia de padrino de bautismo de un hijo de Carlos Belgrano y de una hija de su cuñado Antonio Amoretti. El documento se encuentra parcialmente consumido por el fuego y en parte ilegible. No obstante puede afirmarse que Francisco Belgrano nacido en 1859  era hijo de Carlos Belgrano y de Maria Magdalena Amoretti y fueron sus padrinos Francisca Belgrano y Juan Bautista Cúneo. Además en la misma ceremonia se bautizó a Emilia Amoretti, nacida el 4 de noviembre de 1859, hija de Antonio Amoretti y de Francisca Belgrano, siendo sus padrinos Emilia Martini y el mismo Juan Bautista Cúneo.


Documentos originales dañados por el fuego



Esta fue nuestra primera prueba de la relación entre Carlos Belgrano y GB Cúneo, y de fundamental importancia en la investigación
En esos momentos Cúneo se encontraba abocado a reunir fondos para Giuseppe Garibaldi, se hicieron tres colectas, principalmente entre los integrantes de Unione e Benevolenza, adjunto una carta abierta al mismo.

Garibaldi envia un agradecimiento epistolar: "e mi é grato il considerare como la lontananza né l´assenza dalla patria non abbiano punto affievolito nei nostri concittadini residenti oltremare l´atetto alla terra natia, né la conscienza del dovere verso di essa..."

Por ese entonces Cúneo estaba por irse definitivamente del país. Por ello el gobierno de la Confederación, que tenía residencia en Paraná, lo nombra Cónsul en Génova. El nombramiento, como puede verse en la imagen siguiente, se realiza a través del decreto 5244 del 23 de octubre de 1860 y esta refrendado por el presidente Santiago Derqui y el ministro de relaciones exteriores Emilio de Alvear




En primera instancia Cúneo rechaza el ofrecimiento, pero luego lo acepta y ejerce el cargo con gran profesionalismo.
En noviembre del mismo año comienza el intercambio epistolar con la hija del Gral Belgrano, del que  hablamos en otros capítulos.

Veamos una breve reseña biográfica de la actividad de G. B. Cúneo


Participó en los levantamientos destinados a liberar a Italia del yugo austríaco, sobre todo el de Génova a principios de 1834. debido a esto se lo buscaba bajo la acusación de atraer adictos a su causa y de difundir escritos revolucionarios.
En su juventud conoció a Giuseppe Mazzini, y se convirtió en un fervoroso partidario de los ideales republicanos que este encarnaba.
Mazzini, que nació en Génova en 1805 se consagró a la lucha contra el orden establecido por el Congreso de Viena (1815). Su lucha tenía dos objetivos: era una lucha nacionalista por la unidad de Italia y la eliminación de la influencia extranjera en la península; y también una lucha liberal y republicana contra el absolutismo monárquico de la Restauración. En 1831 fundó la Joven Italia, y en 1834 fundó en Berna la Joven Europa, otra sociedad secreta que aspiraba a completar la emancipación nacional con un gran movimiento revolucionario para unir a toda Europa bajo una confederación republicana.
Cúneo, al igual que Mazzini y muchos otros patriotas, era intensamente buscado tanto por los ocupadores austriacos como por los monárquicos; fue así que ayudado por sus compatriotas, pudo huir, llegando a Brasil, en donde retomó su lucha libertaria.
Vivió en Río de Janeiro, donde se reencontró con sus intimos amigos; Giuseppe Garibaldi y Carlos Agustín Belgrano (del que hablaremos en otro capítulo).
Allí fundó el periódico "La Giovine Italia", aunque salieron pocos números.También participó en la sociedad secreta del mismo nombre, siendo jefe de la sucursal local.
Pasó luego a Montevideo; donde creo otro periódico, "L´Italiano";se distribuia gratuitamente todos los sábados, informaba a los exiliados de la situación en la patria, imbuia el concepto de unidad nacional y exponía las ventajas del gobierno republicano que sostenía Mazzini.
Contemporaneamente surgía la"Congrega Centrale per L'America Meridionale", por obra de Cuneo y Mazzini.
Cuneo, vinculado a los proscriptos argentinos durante la época de Rosas, había sido un activo colaborador de "El Iniciador" (1838-1839), que fundaron y redactaron en Montevideo Miguel Cané y Andrés Lamas.
Cuando Garibaldi llegó a Montevideo, Cuneo se abocó con él a la formación de la Legión Italiana, de la que narraría más adelante la gesta gloriosa, cuando era criticada en Italia.
En 1848 participó en el retorno masivo de los exiliados, convocados para liberar a la patria, así se embarcaron Garibaldi, Belgrano, Cúneo y muchos otros.
En mayo de 1850, fracasado en intento de la República Romana, regresó a  América. Estuvo primero en Río de Janeiro y luego en Montevideo, a donde llegó en septiembre del mismo año 1850; allí, constituyó una "Società Italiana" que se proponía ser un "Gabinetto di Lettura" (a imitación del de Vieusseux en Florencia); tuvo por finalidad la de ser entre los italianos residentes en Montevideo campo y medio de educación nacional; tuvo buena acogida en Italia, de donde llegaban libros y periódicos para la naciente biblioteca. pero siete u ocho meses más tarde comenzó a languidecer, a lo que contribuyó la tardanza en llegar las remesas de la Península, sumándose el hecha de que Cuneo se había trasladado a la Argentina..
Llegó a Buenos Aires a fines de 1851, la colectividad italiana residente en la capital argentina, numéricamente no muy importante hacia la época de la caída de Rosas, pero entusiasta por el movimiento de independencia que venia pronunciandose en su país natal, y en la cual eran numerosos los prófugos políticos,vio surgir el primer periódica italiano, que se llamó "L'Italiano" y apareció en Buenas Aires en 1854, publicado por Cuneo. 
Perteneció también a la redacción de la "Tribuna", prestigioso órgano de la prensa argentina. En junio de 1854, Cuneo publicó el programa de "L'Italiano", dándole por lema el verso.. Carità del natio loco / Mi strinse ("Amor del lugar natal / Me obligó ).
Y seguía diciendo el programa: "Es una necesidad generalmente sentida entre los italianos residentes en el extranjero la de conocer en su verdadero y genuino carácter los hechos que vienen desarrollándose en nuestro país... sintiéndonos empujados por ese deber de apostolado que nos impone de mantener vivo entre los nuestros el espíritu nacional y de propagar aquellas doctrinas en las que nos parece repuesta la salud de la patria, anunciamos el proyecto de una hoja periódica semanal con el título que encabeza este escrito".
En enero de 1856, Cuneo publicaba el programa de "La Legione Agricola"; esta revista, fundada y dirigida por él, debió ser el heraldo y el cronista de la expedición de Silvino Olivieri a Nueva Roma; "La Legione Agricola" llevaba como lema... Se tu segui la tua stella / Non puoi fallire a glorioso porto" ("...Si sigues tu estrella / Ella te llevará a un puerto glorioso").  Su primer número apareció el 24 de enero de 1856 y el última, el 24 de septiembre de 1856 y, por consiguiente, cesó al saberse en Buenas Aires la noticia del asesinato del comandante Olivieri.
 La Biblioteca Nacional de Buenos Aires, conserva los catorce números de esta publicación.
Cuneo, que seguía de cerca los sucesos de su patria; fue nombrado presidente de una Comisión de italianos, en la que desarrolló una obra activa de propaganda para recaudar fondos y enviarlos a Italia.
Volvió a su italia a fines de 1860, y allí visitó a Garibaldi. En ese mismo año, el Gobierno argentino lo nombró cónsul general en Génova, cargo que no aceptó. 
Vivió en Florencia, desde donde se mantuvo siempre en contacto con los patriotas de su región; dejó luego esta ciudad y se trasladó por breve tiempo a Génova, donde integró la "Società Emancipatrice", que tenía por finalidad inmediata liberar Roma y Venecia. Después de los tristes episodios de Sannico y Aspromonte (1862) volvió a Florencia, desde donde siguió ocupándose de la suerte de su patria.
En 1866 acompañó a Garibaldi en la campaña del Trentino.
 Bajo el gobierno de Mitre, trabajo como como agente general ocupado de atraer inmigrantes hacia la Argentina.
Murió en Florencia en diciembre de 1875; pero esta ciudad rechazó darle sepultura.
Sus restos fueron reclamados por su ciudad natal, Oneglia, siendo enterrado en febrero de 1876

 Giuseppe Mazzini
En 1828 ingresó en la sociedad secreta de los Carbonarios, que habían protagonizado la fracasada insurrección de 1821; fue descubierto y encarcelado en 1830. Pero se convenció de la ineficacia de sus conspiraciones esporádicas y decidió fundar una organización de masas de alcance nacional: con él realizaría una intensa labor de propaganda entre las generaciones jóvenes, de cuyo patriotismo esperaba el «resurgimiento» de Italia sin contar con la ayuda de potencias extranjeras (de ahí el lema L’Italia farà da sè, con el que fundó la Joven Italia en 1831).
Desbaratado por la policía piamontesa un intento de insurrección que organizó en 1832, Mazzini fue condenado a muerte y hubo de huir de Italia, estableciendo su base en Marsella y, desde 1837, en Londres. En esa época entró en contacto con revolucionarios exiliados de otros países y en 1834 fundó con ellos en Berna la Joven Europa, otra sociedad secreta que aspiraba a completar la emancipación nacional con un gran movimiento revolucionario para unir a toda Europa bajo una confederación republicana.
Al estallar las revoluciones de 1848, se trasladó a Milán, donde luchó por la liberación contra los austriacos. Luego colaboró en el movimiento insurreccional lanzado por sus partidarios de Roma contra el papa y fue uno de los triunviros que gobernaron la consiguiente República Romana de 1849.
La acción combinada de los ejércitos austriacos, franceses, napolitanos y españoles puso fin al experimento romano en aquel mismo año; y, poco a poco, la represión se fue imponiendo en toda Italia, haciendo que muchos nacionalistas y liberales quedaran desengañados sobre las posibilidades de la vía radical mazziniana.
En los años siguientes, los partidarios de la unificación italiana bajo un régimen liberal confiaron más en la opción moderada que representaban el rey Víctor Manuel II del Piamonte y su ministro Cavour, que serían quienes finalmente lograrían la unificación del Reino de Italia hacia 1860.
Mazzini no renunció a sus ideales republicanos y quedó limitado al liderazgo de reducidos círculos de la oposición y a ser un símbolo de rigor moral, austeridad personal y coherencia ideológica, como precursor de la democracia. Los electores de Mesina le eligieron diputado varias veces, viendo tal resultado anulado por las autoridades monárquicas. Desde el exilio impulsó a sus seguidores a participar en múltiples complots fallidos, así como en la fundación de la Asociación Internacional de Trabajadores. En 1869 regresó a Italia de incógnito para morir en su país.